domingo, 1 de junio de 2008
TIJUANA BC 12 de abril (AFN).- ¡Lo protegió la Santa Muerte!, dijeron convencidos policías que conocían de la adoración que el jefe de la delegación Centenario, Jesús Alberto Hurtado Estrada, tiene a la figura de la “huesuda”. Y más convencidos quedaron, cuando observaron el cuerpo inerte de uno de los dos sicarios, que quedó tendido dentro de la cochera de la residencia del oficial policiaco, precisamente a los pies de uno de los altares que en ese sitio tiene Hurtado Estrada para quien llaman “la señora”. Todavía para dar mayor contundencia a sus creencias, hicieron notar que el sicario ahora fallecido, tenía en sus manos una granada activa, que no alcanzó a lanzar, ya que las balas de los elementos policíacos lo alcanzaron antes de que pudiera hacer cualquier cosa. Otro altar de la conocida como la “Santa Muerte”, se pudo apreciar en una de las habitaciones de la casa de tres pisos que en la zona central de Mariano Matamoros, tiene Hurtado Estrada. Según los datos obtenidos por Agencia Fronteriza de Noticias en el lugar de los hechos, el saldo es de dos individuos muertos, los dos policías lesionados y cinco heridos por quemaduras, uno más de los reportados por la Procuraduría de Justicia del estado. Los lesionados son: dos adultos, una mujer, un menor de 13 años y una niña, que al igual que los anteriores, fue alcanzada por las llamas del brincolín que se prendió, al registrarse una explosión. Las autoridades descartaron la presencia de explosivos en este atentado, sin embargo, los testigos y policías que estuvieron en la zona afirmaron que sí llevaban granadas los delincuentes: una que quedó activa en el piso, a un lado del cuerpo de uno de los criminales y otra que sí alcanzó a estallar. De estos artefactos se hicieron cargo elementos del ejército.¡Ya llegaron los perros!, exclamó uno de los niñosPor testimonios de vecinos y de los propios niños que vivieron esta tragedia, los pequeños se encontraban disfrutando de una fiesta: las niñas en el brincolín y los niños jugando fútbol. El hijo de 13 años del jefe policiaco jugaba de portero cuando vio aproximarse la caravana de vehículos, en tanto que de la unidad Avalanche observó que bajaron hombres con capuchas. Sin pensarlo gritó ¡Ya llegaron los perros! Los menores corrieron para ponerse a salvo, en tanto los policías, que se encontraban dentro de la casa, frente a la portería, salieron con las armas para responder al ataque. Una de las granadas detonó y eso provocó que el plástico del brincolín, quemara a algunos menores. Los niños fueron puestos a salvo dentro de una habitación de la casa, en tanto que el jefe policiaco, tras repeler la agresión, con el mismo plástico pretendió apagar el fuego que empezaba a envolver a una niña. Los individuos corrieron dejando abandonados los cadáveres de sus compinches, los cuales tenían los pasamontañas puestos. En su fuga dejaron tirada tres armas: una G3, una escuadra y un “cuerno de chivo”. También la Avalanche, que presentaba los vidrios quebrados por los impactos. Los policías respondieron con sus armas R15.No cuidan la “escena del crimen”Tras ocurridos los hechos, al lugar arribaron elementos militares y de las policías municipal y estatal, quienes iniciaron de inmediato las indagaciones. Sin embargo, no cuidaron la “escena del crimen”, ya que tanto militares, como policías y los mismos funcionarios presentes pisaban los casquillos, abrían puertas y movían indicios que luego tendrían que revisar los elementos de Servicios Periciales de la procuraduría estatal. Otra situación que llamó la atención y provocó desconcierto fue la “decoración” que presentaba la residencia del jefe policiaco, donde en un segundo piso y una terraza se observaban: dos calabazas, un gorila, una gárgola, el cráneo de una res y una armadura de estilo medieval además del altar a la Santa Muerte y una imagen de la misma.
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